Eric Sadin —de visita en
Buenos Aires— sabe que por estas tierras fue furor su libro La era del
individuo tirano, que trata de la muerte de lo común y de lo
político tal como lo conocíamos, del surgimiento de un nuevo ethos empujado
por los celulares e Internet —que parecen dar autonomía cuando, en paralelo,
crecen la pobreza y la precarización—, y de la abundancia de afectos como el
odio y la rabia.
El libro, de 2022, describe bien
el panorama argentino. "Los Milei van a florecer en todo el
mundo", pronostica el filósofo, en la que adelanta algo de su próximo
libro y habla, por supuesto, del que acaba de editar en el país Caja
Negra, La vida espectral. Pensar la era del metaverso y las
inteligencias artificiales generativas.
Camisa floreada, pelo largo y
libre, ojos saltones. Efusivo. El francés fue una suerte de rockstar en la
Feria del Libro del año pasado. Llegó a la Argentina ahora invitado por la
Universidad Nacional de Tres de Febrero, en cuyo rectorado sucede esta
entrevista. También en esta sede ocurrirá este miércoles, a las 18, la
conferencia "La era del individuo tirano y el poder de las redes".
Sadin agradece a Eduardo Febbro, periodista de este diario, fallecido en
2023, la difusión de sus ideas en el país. En tiempo real, lo traduce Agustina
Blanco, y alguna broma inquietante surge respecto de que su trabajo no podría
ser tan bien hecho por un robot.
"Nuestras psiquis están rotas"
-¿Qué sentís respecto del recibimiento de tus ideas en un país tan
lejano?
-Argentina es excepcional,
realmente. No es para piropearlos. Es un país que sufrió dificultades,
shocks... Es difícil, pero qué vida que hay aquí, qué potencia de vida. Hay
sociabilidad, esperanza; la vida es más fuerte que todo. Eso es lo que hizo que
Argentina haya vencido a Francia en el Mundial (risas). La recepción que dan a
mis reflexiones es absolutamente excepcional. Tengo una teoría y es que el
argentino, por muchos motivos históricos, de sufrimiento, complejo con el
Norte, tiene un espíritu que no es ingenuo. La gente es crítica. Quizá
haya gente que se haya convertido en tan crítica que enloqueció un poco. Eso
es Milei. Mañana (por este miércoles) vamos a hablar de eso en la
discusión que vamos a tener en la Untref.
-La era... fue leído aquí en conexión con las condiciones de
emergencia del Presidente.
-El libro es un fenómeno acá.
Estoy preparando otro modo de análisis con el mismo espíritu. Tengo mucha
documentación. Se está intensificando. Las multitudes no creen en
nada. No creen en todo lo que es autoridad, institución, inclusive la prensa. Es
muy grave esto. Cuando nadie cree en nada, cuando no hay un pacto común,
fundamentos o cimientos comunes, es el fin. Y es el origen de la
violencia y de la locura.
Cuando llegué a Colombia en
septiembre del año pasado leí una entrevista con una glacióloga. La mujer
hablaba del loop infernal de los glaciares, de cómo retrocede la nieve y eso
hace que haya menos reflejo de los rayos, el impacto de los rayos es más fuerte
y eso organiza el retroceso. Es un loop ineluctable que hace que no deje de
agravarse. Estamos equivocados pensando que podemos corregir eso. Se va a poder
recuperar un cachito. En La era del individuo tirano el loop es
terrible.
-¿Cómo funciona ese loop?
-Hay un loop que se desata y no
deja de agravarse porque se autoalimenta, y esto tiene que ver con la
mentalidad de la sociedad que está rota. El pacto de confianza está casi
definitivamente roto. A escala de cada país, a nivel internacional; también
para la psiquis es muy grave. Somos humanos, necesitamos creer; fenómenos
religiosos, creer en el futuro, en un mundo mejor, una vida personal mejor al
día siguiente. Si no hay algo, como un tiempo abierto, mesiánico, la cosa se
convierte en algo oscuro y es la puerta abierta para el rencor, el resentimiento,
culpar al otro y yo soy la víctima.
El otro que es culpable y yo que
soy la víctima es una gran marca de estos tiempos. Es el discurso de
Milei, nosotros somos las víctimas y los otros son culpables. Pienso todo el
tiempo en esto. Lo veo en la calle. Aparecen figuras tutelares que dicen
"confíen en mí porque esto es lo que están viviendo". Los Milei
van a florecer en todo el mundo. Miremos en Portugal, del socialismo pasamos a
un populismo con el espíritu de Milei; Le Pen, en Francia; Trump, que podría
ganar de nuevo. "Nos mintieron", esa es la idea, y "es momento
de ajustar cuentas".
Este libro (La era...) lo maduré
entre años y años. Yo sabía que esto se presentaba. Caminando por la calle,
durante años, veía que algo iba cambiando. La gente te chocaba, se golpeaba en
la calle, se oían gritos, ya no te miraban siquiera, nadie pedía perdón. Sentía
una ira flotando. Obviamente en paralelo de fenómenos sociales y políticos que
estaban en resonancia de este nuevo ethos. Ahora intuyo otra cosa: que nuestras
psiquis están rotas.
-¿Qué sería, en concreto, una psiquis rota?
-Es el próximo libro.
La vida espectral
No quiere seguir hablando de
Javier Milei ni de La era del individuo tirano ni de su próximo
libro. Quiere hablar ahora de las IA generativas, tema que lo
"moviliza actualmente", y que, junto con el metaverso, es el
núcleo de La vida espectral. "Este mundo contemporáneo es apasionante
y pesado, pero a veces es una forma de sufrimiento que no me quita alegría.
Observo el mundo contemporáneo, en presente, y es apasionante. Es difícil ver
que las cosas se tornan frágiles, el sufrimiento aumenta, el aislamiento, el
rencor, el odio, el antisemitismo también. Son muchos sufrimientos
juntos", expresa.
"Lo que me caracteriza es
que intuyo cosas, las veo venir", se define el autor de La
inteligencia artificial o el desafío del siglo y La siliconización
del mundo. Está indignado con el acuerdo que hizo Le Monde con
OpenAI: "OpenAI dio un montón de dinero para un contrato plurianual con
miras a analizar el fondo de Le Monde y ver cómo el periodismo juega
con el idioma y describe los hechos. Le Monde está loco".
Menciona también el proyecto oficial francés de hacer otra versión de OpenAI (Mistral).
-¿Qué motivó la escritura de La vida espectral?
-En general trabajo con una
estructura muy construida desde el inicio, pero en este libro hubo una
revolución en el medio. Empecé en el post confinamiento, lo que llamé
"la telesocialidad generalizada"; después vivimos un giro brusco
en la relación con las tecnologías y las pantallas. Lo que pasó fue que, de
pronto, una cantidad cada vez mayor de acciones de la vida humana se realizaba
a través de pantallas, en línea y a distancia. Algunas era inimaginable que
pudieran hacerse a distancia. Un brindis, congresos, reuniones de jefes de
Estado, sesiones de psicoanálisis. Fue una "pixelización" casi
integral de nuestras existencias.
Era viable; esa era la gran
sorpresa. Fue un fenómeno tecnológico, económico, social, antropológico,
civilizatorio enorme que enseguida lo recuperó Silicon Valley,
en primer lugar Mark Zuckerberg, quien anunció la puesta en órbita del mundo en
otra dimensión con el metaverso, en octubre de 2021. Una industria quería darle
a esta telesocialidad una medida integral, extendiendo la dimensión de
experimentos y experiencias que podían darse en línea, no sólo con la vista,
sino también con el tacto, el olfato, la idea de querer hacer que el mundo
venga más hacia nosotros. Zuckerberg cometió un error.
-¿Cuál?
-Cuando salimos del confinamiento
pecó de egocéntrico y anunció el casco, los avatares. Hubo un error de
percepción porque en la salida del confinamiento había una necesidad de
sociabilidad, contacto activo, táctil. El metaverso tuvo una historia
complicada. En cambio, lo que no ha dejado de intensificarse es la pixelización
creciente de nuestras existencias por el hecho de que sistemas de IA nos envían
cada vez más señales con diversos fines para orientar la acción humana
("comprá tal producto", "trabajá de tal manera y no de tal
otra", "cuidate de tal manera y no de otra", "enseñá, tomá
tal curso"). Es la consolidación de la dimensión cognitiva y
organizacional de la IA. Es lo que vivimos hace 15 años. Todo esto tiene
consecuencias jurídicas y políticas que no se piensan lo suficiente.
-¿Hay una grieta entre los países
desarrollados y los subdesarrollados en torno al impacto de las nuevas
tecnologías?
-Cada vez menos. Chat GPT es
mundial. En términos de concepción de producción industrial, obviamente que hay
asimetrías, porque está Sillicon Valey, está China y algunos países europeos...
hay polos. Pero en el uso y las consecuencias todos los países industrializados
están en eso. La única distinción sería en términos de dónde están los
capitales.
Giro intelectual y creativo
"Desde el 30 de noviembre de
2022 vivimos un giro intelectual y creativo. Desde la puesta en línea del Chat
GPT hay sistemas que tienen la capacidad de realizar tareas que hasta el
momento movilizaban nuestras facultades intelectuales y creativas", dice
Sadin.
Su nuevo libro tiene un tono de
denuncia. Apunta contra ingenieros y empresarios, también contra políticos.
Descree de las regulaciones y de la "retórica de la
complementariedad" (ver recuadro). Para Sadin son tiempos de
"diagnosticar el presente que viene", actitud que puede darnos los
recursos para actuar. El Chat GPT "es un fenómeno increíble en la
historia de la humanidad, pero se lo banalizó", define.
"A través de una simple
instrucción de parte nuestra hay sistemas que producen un texto que parece
absolutamente aceptable. Multitudes de personas dijeron 'qué impresionante'.
Realmente lo era. Y esas mismas personas dijeron 'tendría que haber mayor
desarrollo tecnológico para que se asemeje perfectamente a un desarrollo
humano'. Ese es nuestro error profundo. No es en absoluto un lenguaje que se
asemeje al humano. El chat deglute con una ambición totalizadora todos los
corpus que existen desde la noche de los tiempos. Es una empresa
gigantezca", explica. El filósofo se para —cuando lo hace es
"buena señal"— y exclama "¡es Borges!". Se refiere,
claro, a la Biblioteca de Babel.
"Es un pseudo
lenguaje. Está esquematizado, matematizado, industrializado, huele a muerte.
Está en las antípodas de la manera en la que nosotros mantenemos una relación
con el lenguaje. Es el lugar del encuentro entre cada individuo y un legado
común. Cada uno de nosotros inventa en el flujo del presente, de manera
singular, construcciones de palabras y frases. Nuestra relación con el lenguaje
no tiene una dimensión probabilista sino indeterminista. Esa dimensión es el
lugar de la libertad humana", compara. "Por primera vez en la
historia de la humanidad se producen textos y eso genera un lucro. Podemos
llamar a eso capitalismo lingüístico", dice también.
Según el filósofo, este giro
intelectual y creativo tiene tres grandes consecuencias: en nuestra relación
con el lenguaje, en el mundo de representación de las imágenes y
el laboral. "El utilitarismo tan vigente en nuestra
sociedad hace más de un siglo, la mentalidad que busca que funcionemos a través
de la menor pérdida y la mayor ganancia, se ha convertido a tal punto en una
norma que logró infiltrar nuestros cerebros. El Chat GPT está organizando
la renuncia a nuestras facultades más fundamentales. La pregunta
crucial, decisiva que van a hacernos nuestros hijos en dos, tres años, es '¿por
qué voy a ir a la escuela? Si doy una simple instrucción y el Chat GPT me
produce texto, me hace un resumen, me cubre todas las necesidades'",
grafica.
Por otro lado, "en uno o dos
años" no sabremos cuáles son "el origen y la naturaleza" de las
imágenes, lo que llevará a la "desconfianza subjetiva generalizada".
"Si prevalece la desconfianza, no hay más sociedad", postula el
escritor. En cuanto al plano laboral, habrá un "huracán" que
afectará a los "oficios que movilizan nuestras facultades intelectuales y
creativas" (casi el 80 por ciento de los puestos de trabajo de países
industrializados son de profesiones de servicio, añade). "Hemos erigido
sistemas que, de manera infinitamente más rápida que nosotros, supuestamente
más fiables y a menores costos son capaces de realizar tareas del sector
terciario. Y lo que viene es peor: los súper asistentes", advierte.
"Periodistas, traductores, intérpretes, médicos, abogados, profesores,
guionistas", inclusive programadores, se verán afectados y no existe un
"reservorio de empleos" para esas personas.
-Dentro del mundo intelectual, ¿qué lecturas creés que priman de este tema?
-Los intelectuales, como los legisladores, no entienden nada. Siempre lo piensan
en términos de ventajas y riesgos. Es una ecuación errónea. Es lo único que se
oye. La ecuación sería: ¿esto lo podemos controlar o no? Esto es lo
que debería determinar nuestros modos de comprensión y nuestro posicionamiento
político. ¿Estos sistemas respetan los principios fundamentales que nos
atraviesan? La libertad, la dignidad, integridad humana, el ejercicio de
nuestra creatividad, la sociabilidad... Si no se respetan, es
inaceptable.
-¿Ves matices en el ámbito
político en relación a cómo se tratan los avances tecnológicos?
-La respuesta es simple:
siliconización del mundo. Sea el país que sea. A menudo, para quedar bien, los
responsables políticos crean comités de expertos que son pseudo expertos,
vienen del mundo de la tecnología y dicen que todo esto va a ser espectacular.
Entonces deciden el destino de fondos públicos.
Ese es el ethos: se destinan
fondos y se continúa con esta carrera cada vez más loca. En el 90 por ciento de
los casos, los que hablan de esto son ingenieros, empresarios, personas que
defienden intereses privados. Esto se llama conflicto de intereses. Se acepta y
banaliza. Es hora de hacer valer diagnósticos en contra de esto. A esto lo
llamo una "política del testimonio". Que nos cuenten los sectores de
la vida colectiva cuáles son los efectos de la incorporación de la IA en los
trabajos, los hospitales, la escuela pública, el management, la justicia, los
almacenes de Amazon. Así, comprenderíamos las cosas de otra manera, como una
sociedad que erige un espejo para poderse mirar.
-¿Y qué opinás de la idea de establecer regulaciones?
-Nos estamos equivocando en
relación con el tema de la regulación: creemos que el legislador va a
preservarnos de las peores derivas, y es erróneo, porque no sabe nada sobre
estas cuestiones en particular. Los tecnócratas hacen sus carpetas, están
sujetos a lobbies e intereses económicos. El futuro no es la regulación,
eso ayuda, pero lo que importa es la movilización, como la que hicieron en mayo
de 2023 los guionistas de Hollywood que vieron sistemas dotados de facultades
que iban a poder hacer sus trabajos en dos años. Todas las corporaciones que
están en peligro por estos sistemas deberían movilizarse y rechazar esto
categóricamente. Vamos a ser triturados.